En general los ambientes mas propicios para las flores son aquellos frescos y humedos, justamente lo contrario a la calefacción y el aire acondicionado ESTE ÚLTIMO, refresca los interiores, pero deshidrata el aire.

Las flores son sensibles al clima y se las cultiva en instalaciones y zonas propicias para el desarrollo de cada variedad. A demas, despues de cortadas sufren almacenamientos y traslados y tambien estan expuestas a climas «humanizados» que afectan su frescura y aceleran su decaimiento,
Cada ambiente en nuestras casas y oficinas esta adecuado a las necesidades humanas que no siempre son las QUE REQUIEREN las flores.

Recipientes con agua limpia renovada diariamente.
Lejos de las fuentes de calor.
No deben estar expuestas a la luz solar directa (rayos del sol).
Tanto la calefacción como el aire acondicionado extraen la humedad del ambiente (el AA condensa la humedad y la extrae en forma de agua).
En ambientes SECOS, CALEFACCIONADOS O CON AIRE ACONDICIONADO, la mejor forma de preservar la frescura es
Rociar periodicamente las flores con agua utilizando un rociador muy limpio (sin residuos quimicos) de gotas lo mas pequeñas posible. estas gotas de agua pura hidratan las flores y finalmente se evaporan disminuyendo la temperatura superficial de las membranas vegetales lo cual contribuye a la preservación.

Las aguas de red proporcionan un medio adecuado para hidratación.
Los microorganismos (algas, amebas paramecios vorticelas etc) se reproducen a expensas de los tallos en contacto con el agua «poniendo el agua verde» y descomponiendo el medio nutritivo de las flores que es el agua.
Renovar el agua diariamente y lavar (con muy buen enjuague) los recipientes y floreros, contribuye a prolongar la frescura de las flores.
Es aconsejable cortar el extremo de los tallos (3 cm) cada dos dias en diagonal con cuchillo filoso (no aserrado) con la finalidad de restaurar la capacidad de absorcion hidrica del tallo al quitar el extremo envejecido.
Se lo hace en diagonal para incrementar la superficie de absorción, y con cuchillo preferentemente (no con tijera) para no comprimir el extremo de los conductos que transportan el agua.